jueves, 9 de agosto de 2007

La ingeniosa publicidad.

El éxito del tabaco se debe en gran parte a la gigantesca maquinaria de publicidad que mueve el negocio. Secciones áureas en la composición del diseño de las cajetillas, nombres de resonancia positiva, estrellas del rock con guitarra incluida exhalando un grito de libertad al cielo, cow-boys a caballo en la extensa llanura bajo el cielo azul, mujeres sofisticadas al estilo Mata-hari, duros del cine como Humphrey Bogart, James Bond, corredores de fondo...

Bien, si nos ponemos a analizar tal publicidad podremos llegar al acuerdo en que algo común publicitan: “Fume y se sentirá libre y especial como nosotros”. Lo que usted no ha pensado cada vez que acude a comprar la cajetilla es que fumando sería incapaz de gritar tan alto como una estrella de rock (el del anuncio tampoco si fuese fumador); el intrépido vaquero se agotaría al primer galope(montar a caballo requiere un gran esfuerzo de abductores, en este caso el cow-boy acabaría a rastras); de Mata Hari nunca fueron filmadas las expectoraciones, la peste a humo viejo, el aspecto repugnante de su dentadura; de los duros no hablaron del asqueroso olor que deberían desprender, en el caso de Bogart, en Casablanca en aquel bar lleno de humo químico toda la noche, y en el caso de James Bond, con su agitado pero no revuelto... ¿para qué tanta mezcla si el fumador no es capaz de distinguir cebollas de ajos?, el ejemplo de los corredores de fondo, bueno, mejor tomémoslo a risa. Pero aún así se vende.

Bien, dedique un minuto de su tiempo ante la ingeniosa publicidad y recapacite lo que le venden al precio de cómo se lo venden. Espere un momento antes de pulsar el botón de su tabaco elegido y mire las imágenes de surferos y corredores (ellos no fuman, usted sí).

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