martes, 7 de agosto de 2007

Busque dentro de sí mismo.

Se ha planteado usted el motivo por el cuál enciende un cigarrillo?, ¿Ha recapacitado en alguna ocasión si tal evento se repite a diario en momentos determinados?. Posiblemente no.

El objetivo de este primer acercamiento es puramente subjetivo; quédese quieto y piense. Recapacite y haga una pequeña estadística sobre en qué momentos usted de modo automático enciende un pitillo. Posiblemente ya tenga en mente tres o cuatro, de los más comunes: al levantarse y desayunar, después de las comidas, al salir por la noche con amigos, antes de acostarse...

¿No ha vivido usted una situación en la cuál, esperando a alguien que se retrasa, enciende de modo automático un cigarrillo aún sin sentir una sensación de abstinencia?. Exacto. En tales ocasiones ha llamado usted a la puerta de su amigo invisible.

¿Y esperando el tren o autobús?.

¿Y al conducir sólo su automóvil?.

El amigo invisible es su propio aburrimiento. En tales ocasiones no enciende el cigarrillo por ansiedad a causa de la nicotina, ni por ningún tipo de adicción física que usted crea padecer. Sencillamente se siente sólo y desprotegido, y de algún modo confía en su amigo el cigarrillo como apoyo indispensable ante una situación de aburrimiento y soledad. Cree que de ese modo, se sentirá más integrado en el ambiente.

Si lo desea, para empezar medite cuando vaya a encender un cigarrillo en los casos citados anteriormente donde usted pueda sentirse sólo y desprotegido. No le pedimos que no lo encienda; enciéndalo si lo desea, pero tómese unos segundos en pensar cómo se sentiría si no lo hiciese. ¿Desesperado?, ¿Nervioso?, ¿Sólo?. ¿Acaso piensa que la adicción a la nicotina le causaría espasmos y vómitos?. No, por supuesto que no, está usted delante del cigarrillo social.

1 comentario:

Anónimo dijo...

SE K FUMO POR SOLEDAD, PERO K ACER PARA EVITARLO????????????