jueves, 9 de agosto de 2007

El tabaco elegido y aquellos a quienes les “gusta” fumar.

Es posible que usted sea de esta clase de fumadores. Los fumadores a los que cada vez que se les pregunta el motivo por el cuál fuman, contestan: “-Me gusta fumar” o “-Me gusta el sabor del tabaco”. Vayamos por partes. ¿A usted el primer cigarrillo le resultó agradable?, ¿y el segundo?. De ninguna manera. Usted mismo se obligó a hacerse adicto.

Es domingo noche y usted se queda sin tabaco, no hay ningún establecimiento abierto y usted siente pánico. Pero he aquí que conserva una caja de repugnantes y añejos puros despapelados de almacén de bodas, bautizos y comuniones (truco de viejo fumador). Aquí tiene usted dos opciones:

· Se acuesta antes de sufrir “el mono”

· Se fuma el puro asqueroso y maloliente aunque usted fume tabaco light.

Viendo este ejemplo...¿cómo puede usted pretender mantener que le guste el tabaco y por tanto que saborea la esencia de algo que sustituiría por lo que fuese en caso de extrema necesidad?

La mayoría de fumadores ha optado alguna vez por fumarse lo que sea, incluso de tabaco rubio a negro con tal de aspirar algo. No sienten placer por ningún sabor en concreto, así que no les gusta fumar como distinción de marca, sino que son adictos a aspirar polvo y otros agentes químicos por la garganta.

¿No ha observado el “agradable” sabor que poseen los tabacos nuevos en el mercado el primer año de venta?, ¿Ha pensado en comparar ese sabor inicial especialmente tratado con aromas de chocolate y demás elementos atractivos para enganchar más adeptos con el asqueroso regusto a humo de chimenea que desprenden cuando los fieles ya han sido adoctrinados en su iglesia?. La iglesia Marlb... o Fort... o Wins... pero con los mismos curas que se turnan.

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